Buscando una luz en la oscuridad

Era como un día normal en el nuevo mundo, el sol amanecía de color dorado de las hojas del otoño por el horizonte, Akashi había salido a primera hora de la mañana de La Guarida para "cazar" y conseguir suministros esenciales, era necesario para la supervivencia de los refugiados.
¿Qué sorpresa le esperaría hoy? Eran tantas las experiencias nuevas que vivía día a día que dejaron ya hace tiempo de sorprenderle.

Como de costumbre andaba por las calles de la ciudad, trepando paredes y saltando tejados con sumo silencio para entrar en las casas buscando refugio, munición y eliminando sin problemas a los pocos zombies que se interponían entre su mirada y su fusil.

Durante su buscando entro por la ventana de una casa, las cual no se dio cuenta de que estaba más cuidada de lo normal, haciendo caso omiso de estos indicios, comenzó a registrar las habitaciones y lo armarios guadaña en mano, atento por si se encontraba con un zombie o un objeto que le fuera de utilidad.

Se encontraba encerrado en una de las habitaciones. Usualmente siempre buscaba las que tenían pestillo, candado o llave para estar más seguro a la hora de dormir.
Abrió sus verdes ojos al escuchar el, casi inaudible, ruido de alguien entrar en la casa. Su oído se había agudizado bastante, al igual que su vista, pues era eso o morir.

Al instante sus pulsaciones se aceleraron, sintiendo dolor en el pecho. ¿Había entrado un zombie en la casa? EL ruido había sido de la parte superior con lo que le extrañaba que fuera aquello. Tenía miedo pero a la vez curiosidad. NO había podido ser un pájaro ni tampoco estaba lloviendo, ni hacia viento. Parecía mentira que el día que se presentaba fuera tan hermoso. Era una lastima que todo lo que envolvía fuera putrefacción y muerte.

Miró a su alrededor, viendo que en una de las paredes había una escoba. La tomó y muy lentamente fue girando la llave para abrir la puerta. A simple vista el pasillo parecía libre. Muy lentamente fue caminando, siempre intentando tener las espaldas cubiertas con las paredes. Caminaba de forma lenta por ese estrecho pasillo hasta dar la esquina. Estaba prácticamente seguro de que el ruido provenía de allí. Se puso en guardia cuando vio la silueta de una persona, pero enseguida se dio cuenta de que no era un zombie. No dio nada, simplemente se mantenía de esa forma. Hacia meses que no veía a nadie.

A simple vista no había ningún indicio amenazador en las habitaciones, ni rastro de sangre, ni olor, ni ruido que delatase la presencia de alguien non grato. Relajo un poco sus hombros para empezar a rebuscar entre los muebles buscando algo que aún tuviera utilidad.

Al principio solo encontraba ropa vieja y usada, decidió guardar unas prendas en una bolsa, pero mientras más las miraba más se daba cuenta de qué no estaba solo... aquellas prendas no estaban cubiertas por polvo como deberían. Esto lo alarmaba pero lo tranquilizaba a la vez, lo alarmaba porque podría haber alguien más allí, pero lo tranquilizaba porque un zombie no se molestaría en cambiarse de ropa.

De pronto escucho un ligero ruido a sus espaldas de crujir las maderas del suelo y por el rabillo del ojo pudo entrever la figura de una persona, se maldijo una y mil veces por haber bajado la guardia de esa manera, pero no le dejaría mucho margen de reacción... con la velocidad de un águila y agilidad de un gato, empujo aquella figura contra la pared, apollando con un poco de fuerza, pero no excesiva, el baculo de su guadaña contra el cuello.

Era el bello rostro asustado de un joven, pero no dejo ver su sorpresa:
-¿Quién eres?¿No seras un consciuns verdad?

No tuvo tiempo de reaccionar. La escoba se le cayo de las manos cuanto sintió la helada y afiladísmia hoja de aquella guadaña casi rozar la nívea piel de su cuello. Trago duro, pegándose mas a la pared mientras buscaba el rostro ageno. Su pulso aun se acelero más. Le daba igual quien era. Era otra persona, creía que era una persona.

-¿Conscius?-

No tenía ni idea de que significaba aquello. No conocía la existencia de esos seres y si había visto alguno, ni se había dado cuenta de que era eso.

Se mantenía tenso, percantándose en ese mismo instante de su heterocromia, la cual le llamó un poco la atención aunque el pánico que sentía no le dejaba razonar. EN verdad en todo el tiempo que había estado solo aquella era la primera vez que se encontraba cara a cara con otra persona. Pensar que estaba a pocos milímetros de la muerte le hacía sentir extraño, tal excitado como aterrado. Había imaginado su muerte miles de veces aunque ninguna a cabo por una guadaña.

En verdad no le temía a la muerte. Quizás solo le asustaba el dolor o no saber si iba a morir o no. No quería acabar como un zombie.

-¿No sabes lo qué es?-Pregunto extrañado, no parecía saber lo que era un Concius, ni que él lo fuera, no parecía haber expresión de mentira en su rostro, pero no podía arriesgarse.

-¿No te ha mordido ninguno de esos bicho, verdad?-Pregunto palpándole el cuerpo buscando alguna marca que lo delatara, pese a eso no encontraba nada inusual con el tacto.

Era raro encontrar a gente viviendo por estos lugares, sobretodo solos, sin que ningún zombie le hubiese echo nada... En ese momento se le paso por la cabeza otra forma de infección, se sonrojo un poco al pensar en ello, pero por pudor prefirió no preguntar, además, no parecía que estuviese mintiendo. Y si por un casual fuese uno de ellos, no solían hacer daño a las personas que se consideraban "normales" en esta era.

-No...-

Contestó aun sin moverse ni un centímetro. Tragó duro.

-No...nunca me ha mordido nada ni nadie...-

Siguió respondiendole, estremeciendose al ser tocado. Su rostro se tenso, apretando sus músculos, intentando apartar las manos del otro de su cuerpo, aunque prácticamente no se movía por tener la guadaña en ese punto vital de su cuerpo.

-Basta...-

Siguió tenso. No estaba nada acostumbrado al contacto con otras personas con lo que se sentía muy incómodo. Se había convertido en una especie de animalillo asustadizo. En verdad todas las personas se habían convertido en presa, ya no estaban arriba del todo de la cadena alimenticia.

Desvió su mirada, avergonzado, incluso sus pálidas mejillas habían tomado un color rosado al sentir el tacto de sus manos contra su cuerpo.
Jadeo sin poder aguantar mas, apartándose como pudo, haciendose un corte en la mejilla. La sangre enseguida resbalo por ella como un pequeño río rojo.

Mientras que le observaba de arriba a abajo el individuo comenzó a forzajear para soltarse, su reacción sorprendió a Akashi, tenía más fuerza de la que aparentaba, pero no pudo evitar hacerse una pequeña herida en la mejilla con el filo de su guadaña.

-¡Oh, valla! Mira lo que hiciste... Si te quedases quieto-Le hablo observando el hilo de sangre que le caía, su mano se movió automáticamente a una de sus bolsas, sacando un poco de papel y un pequeño bote de un líquido transparente-No te muevas, no te haré nada-Dijo mirándole a los ojos, observando en ellos indecisión, pero su mano ya llego a la mejilla limpiando el hilo de sangre que le caía ya por el cuello-Puede que esto te escueza un poco-Le aviso empapando otro trozo de papel con el líquido y colocándolo con suavidad en la mejilla-Estate así un rato

Podía sentir el frío dolor en su mejilla aunque no le dió mucha importancia. Siempre se hacía heridas de ese tipo, pues muchas veces tenia que saltar desde sitios bastante altos, escalar arboles y meterse dentro de zarzas para no ser visto. Nunca le había llegado a gustar la gimnasia pero desde que había empezado su vida como superviviente la tenía que practicar muy a menudo, por eso se había vuelto bastante mas fuerte y ágil. Por suerte se había superado a si mismo haciendo cosas que nunca se había imaginado que haría.

Estaba perplejo aun con su presencia. Intentaba estar atento a sus movimientos pero un montón de preguntas viajaban por su mente. "¿De dónde ha salido? ¿Quien es? ¿Que son los concious?" Parecía ser que fuera de las cuatro paredes donde "vivía" había muchas mas cosas aunque aun no estaba seguro de si las quería ver.

Se estremeció al sentir el frío desinfectante humedecer su piel, refrescando la al instante. Se quedo quieto, inspirando algo más agitado al sentir como empezaba a escocer. Ya casi se había olvidado de como se sentía esa sensación de desinfección. Terminó por mirarlo, quedándose quieto.

-Gracias...-

Terminó por decir, enseguida desvió la mirada, le costaba mantenerla aunque pensar en eso, después de tanto tiempo le hacía recordar que era humano y de lo mucho que le costaba socializar, por una vez en su vida se alegraba de aquello, pues eso simbolizaba de que era una persona, cosa de la cual casi se había olvidado. Tambien por eso le daba las gracias, por hacerlo recordar.